jueves, 7 de diciembre de 2006

SEÑALES TURÍSTICAS Y VELADORES UNIFICADOS: LO NORMAL CONVERTIDO EN EXCEPCIONAL

Con focos y fanfarrias, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, se fotografiaba sonriente días atrás ante la nueva señalización turística instalada en el centro de la ciudad. ¡Albricias! Se trata de unos postes de aluminio anti-grafiti' con leyendas en tres idiomas (español, inglés y portugués) que en próximos meses se pretende colocar también en Triana. Como algún memoriado periodista de esta ciudad se ha encargado de recordar, el Ayuntamiento ha tardado más de ¡cuatro! años en rotular las señales turísticas en portugués, compromiso que Monteseirín anunció en Lisboa en mayo de 2002 durante una presentación del destino Sevilla. Eran los tiempos de Blas Ballesteros como concejal de Turismo, sí, aquel edil que anunció un paquete de medidas en el río cara a la temporada estival para que la ciudad pudiera competir con la playa. La noticia de los nueve carteles turísticos coincide en el tiempo con el anuncio de que el consistorio instalará el próximo año una treintena de fuentes públicas en distintos puntos de la ciudad -cómo se nota que nuestros munícipes no hablan con los guías- y con el proceso de unificación de los veladores de bares y restaurantes de los Jardines de Murillo y, en el futuro, de la Avenida de la Constitución. Una vez más, nuestros gobernantes elevan a la categoría de excepcional lo que es algo sencillamente ordinario. ¿O acaso una ciudad que basa su economía en gran medida en el turismo no tendría que haber dispuesto desde hace años de una señalización turística a su altura? ¿O acaso las ordenanzas municipales no deberían recoger desde hace tiempo algún tipo de directriz para evitar la presencia de veladores cutres
-regalados por marcas de bebidas- en pleno circuito turístico? ¿Y cuándo se va a poner pie en pared con las tiendas de souvenirs del Barrio de Santa Cruz?

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