lunes, 16 de abril de 2007

COPA AMÉRICA DE VELA: EL DESPEGUE IMPARABLE DE VALENCIA


Produce envidia sana ver la repercusión que está teniendo en Valencia el arranque de la Copa América de vela, una competición deportiva de primerísimo nivel que ha posibilitado la transformación de la zona del puerto y que terminará de catapultar a la capital levantina en el mapa mundial. Un dato lo dice todo: la celebración de este evento deportivo generará un impacto económico de 6.000 millones de euros. Sobran los comentarios. Seguro que muchos de los que lean estas líneas pensarán que el Viajero sufre de amnesia y no recuerda ya lo que supuso la Expo 92 para Sevilla. Cierto ¿y qué? Esos mismos, más interesados en seguir instalados en el confortable sillón del poder que en el verdadero avance de la ciudad, deberían mirarse en el espejo de la realidad y analizar la evolución que ha experimentado Sevilla en los últimos 15 años. Resulta demasiado facilón el recurso de justificar el espectacular crecimiento de Valencia por el hecho de que el PP -partido que gobierna la comunidad valenciana- ocupara la Moncloa entre 1996 y 2004. En justa correspondencia, ¿cómo se explica la falta de implicación del Gobierno andaluz (PSOE) con la capital andaluza, en manos socialistas desde 1999? Sin ánimo de ahondar en comparaciones, da la impresión de que la consecución de la Copa América es un paso más en una planificada estrategia que le ha permitido situarse en el mapa turístico internacional, con gran penetración en el segmento de turismo de congresos, convenciones e incentivos. No parece que todo lo logrado obedezca estrictamente al factor suerte o al impulso estatal, sino a la justa recompensa al trabajo bien hecho. ¿Alguien duda de que Valencia será sede de una prueba del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 en 2008, actualmente en negociación? Embriagados de éxito, en Sevilla optamos por renunciar a seguir captando campeonatos deportivos que tantas pernoctaciones generaron a los hoteles -política que contribuyó algunos años a aminorar sensiblemente la estacionalidad, como ocurrió en el verano de 1997 con ocasión del Europeo de Natación al aire libre- y a seguir viviendo de la Catedral y el Alcázar. Más allá de los autocomplacientes discursos políticos, se echa en falta una planificación turística más a largo plazo que permita saber a dónde queremos llegar y qué queremos hacer. Pero, no se preocupen, el Plan de Turismo será la varita mágica que arreglará todos los problemas del sector. Sólo un detalle para desmemoriados: el plan se proyectó inicialmente para relanzar la Plaza de España y al final se focalizará en torno al río. A la luz de los acontecimientos, da la impresión que cambiar de criterio forma parte también de la planificación en Sevilla.

2 comentarios:

convidado con el rostro de piedra dijo...

Ya pusieron los rótulos en portugués, joder, ¡qué más quieres!

convidado con el rostro de piedra dijo...

Es que... ¡Qué ganas tenéis algunos de andar siempre metiéndole el dedo en el ojo a las autoridades sevillanas! ¡Con lo que han hecho ellos por el turismo! Esos viajes a lo largo y ancho del mundo, unas veces en suites de lujos (San Sebastián, por ejemplo) y otras en albergues rurales (Venezuela y Cuba), esos circuitos turísticos por París con chófer privado, esas presentaciones del "Destino Sevilla"...

Vamos, que no han hecho turismo esta gente ni ná. Es que, es que... Cuando os da por criticar gratuitamente...

 
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