EL CLUB ANTARES ENTREGA AL HOTEL INGLATERRA SU III PREMIO DE TURISMO: ¿DÓNDE ESTABAN LOS HOTELEROS?

El merecedísimo premio que le entregó anoche el Club Antares al Hotel Inglaterra con motivo de su 150 aniversario se vio parcialmente empañado por la pobre asistencia de profesionales del sector turístico sevillano que acudieron a arropar a la familia Otero, siendo especialmente llamativa la escasa presencia de hoteleros. Este Viajero no sabe muy bien cómo interpretar esta cuestión, si obedece a la mera incompatibilidad de agendas o tiene otras connotaciones que de momento se le escapan. Lo cierto es que sólo Gabriel Rojas jr. (Hoteles Monte); el gerente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia, Santiago Padilla, y el nuevo director comercial de Vértice, salvo olvido, acompañaron a la familia en la recogida del III Premio Antares Turismo. ¿Debe interpretarse como una mera casualidad que no estuviera en el acto ningún miembro de la actual directiva de la patronal hotelera? Salvo que nos demuestren lo contrario, pensaremos que ésta es la única razón. Eso sí, los Otero estuvieron acompañados por los verdaderos protagonistas de este galardón, buena parte de la plantilla de trabajadores que hace posible que el establecimiento de la Plaza Nueva siga cumpliendo años. Bien arropados, sin embargo, estuvo la familia por parte de las instituciones, especialmente las de representación emprearial: Antonio Carrillo (CEA); Antonio Galadí y Moisés Sampedro (CES) y Salvador Fernández (Cámara de Comercio). Tampoco faltaron Manuel Rey (Turismo de Sevilla); Enrique Rodríguez (Prodetur); Belinda (Delegación provincial de Turismo, Comercio y Deporte), Antonio Távora y César González de la Peña (Agencias de viaje), Juan y Pedro Robles (hostelería), Juanele, Rocío Naranjo, Eduardo Soto, entre otros. Poco más de un centenar de personas cuando se habían cursado unas 2.000 invitaciones. Ello, en cualquier caso, no puede empañar el homenaje a una institución de 150 años. Para terminar, resulta obligado censurar la intervención de la directora general de Innovación y Calidad. El acto no era el foro adecuado para dar una conferencia sobre innovación, para lo que se remontó al papel del motor de explosión y la Revolución Industrial. Fue una intervención excesivamente larga y tremendamente aburrida.