martes, 19 de mayo de 2009

NAVIDAD, NAVIDAD, TRISTE NAVIDAD: CARTA ABIERTA DE ENRIQUE BECERRA

Hola Viajero:

¿Me prestas tu blog un rato?

Se trata de algo que estoy leyendo hoy en la prensa escrita (¡ay! 13, 13 de mayo, como en la copla) sobre al alumbrado de Navidad de este año (o el no alumbrado, según parece).

Ya sabemos todos el pulso que mantienen el señor Torrijos (Ayuntamiento) y el señor Aycart (APROCOM). Como en todos los pulsos, uno ganará y otro perderá, pero la que seguro que pagará las consecuencias será Sevilla. Por eso te pido que me dejes dirigirme a ambas partes desde tu blog.

Señor Torrijos: si no ilumina usted las principales calles del centro no estará usted castigando al señor Aycart, sino a todos los sevillanos y a todos los visitantes que escojan nuestra ciudad como destino de vacaciones navideñas. Sería un golpe bajo a todo el sector turístico.

La decoración del centro en el solsticio de invierno (dicho sea en tono simpático) del pasado año fue –por lo general- triste, cateta e impropia de una ciudad como Sevilla. Se puede ahorrar energía, pero con imaginación, no simplemente reduciendo el número de bombillas. Hay muchos más elementos decorativos que no consumen energía y embellecen mucho las calles. Querer es poder.

Señor Aycart: ¿Hasta cuándo vamos los comerciantes a depender de lo que quiera el concejal de turno? ¿Hasta cuándo no vamos a ser libres? Con lo que Aprocom debería aportar en un supuesto acuerdo con el Ayuntamiento más un par de espónsores privados, tendríamos presupuesto de sobra para decorar nuestras calles co-mo-nos-die-se-la-ga-na, sin estar sometidos a la dictadura de la empresa que decida el Ayuntamiento. Porque ésa es otra: hay dos empresas que hacen la decoración navideña en Sevilla, pero se tienen repartida la ciudad. Cada calle no puede elegir cuál quiere, sino que se tiene que conformar con la que le endiñen, y la diferencia de calidad entre ambas es notoria.

Compañeros comerciantes: Estamos en mayo. Hay tiempo de sobra para que cada uno de nosotros piense en cómo decorar su negocio o su fachada. Hace cuatro años, ante la falta de ganas y de acuerdo entre los comerciantes de mi calle y adyacentes, decidí rascarme el bolsillo y comprar mis propias guirnaldas luminosas. Bendita la hora en que lo hice. Son mías, conectadas a mi contador, no le doy explicaciones a nadie, las enciendo y las apago a la hora que me place y en cinco años las tendré amortizadas comparando ese gasto (más bien inversión), con lo que tendría que pagar de alquiler si hubiésemos puesto decoración navideña comunal.

¿De verdad creéis que merece la pena aguantar todas estas cachorreñas por no comprar un par de cortinas de luces para nuestros balcones o escaparates?

Si todo se sigue desarrollando como parece nos esperan unas Navidades 2009 en las que tendremos que echar a volar toda la imaginación de la que dispongamos.

Menos quejarnos y más tomar decisiones.

Mil gracias, Invisible.

Enrique Becerra Gómez.

4 comentarios:

Pepe Fernandez dijo...

Suscribo de la cruz a la raya las reflexiones del amigo Enrique.
Tan solo añadiría un pequeño matiz: las Navidades de 2009 no solo serán tristes porque Torrijos y Aycard estén a la greña a cuentas de las bombillas que iluminen algunas de nuestras calles. Serán más tristes porque habrán más parados y más hambre a nuestro alrededor. Así de claro y así cruel. (A los brotes verdes, a veces, se los cargan heladas repentinas).
Que sigan nuestros políticos jugando y experimentando con la Economía, que sigan con la ruleta rusa, que ya veremos quien paga finalmente la factura electoral del carajal que hay liado. Recuerdo tan solo que las municipales serán en 2011, un año antes que las autonómicas.(sin Chaves)

Salud y, a pesar de todo, Feliz Navidad 2009.

Que Hotel Reservo dijo...

Cada vez estoy más asqueado con las actuaciones de los políticos locales, provinciales, autonómicos, nacionales, europeos y mundiales.

El problema está en que la mayoría no sabe lo que es trabajar y las bombillas de Navidad suelen ser objeto de greña; en mi ciudad este año han optado por poner luces de los chinos de esas de alto consumo. Debe ser que no creemos en el cambio climático; por cierto, creo que todavía están puestas. ¿Qué pasa? No hay partida económica para quitarlas. Pues que se queden ahí...

Anónimo dijo...

No deberíamos permitir que Torrijos decida y ponga las luces a su antojo, pues su antojo es amenazar y destruir las tradiciones.
El alcalde no puede dejar esto en sus manos. Como siga así, nos quita la cabalgata y cierra las iglesias y aquí no hay más que Cuba y República..

Anónimo dijo...

Encuentro admirable y digno de alabanza que un empresario tenga el valor y arrojo de denunciar publicamente este tipo de situaciones, reales como la vida misma, sin temor a represalias y consecuencias.

Enhorabuena Enrique, por lo expuesto y por lo hecho.

 
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